Para quien se haya perdido alguna de las anteriores entreas, el protagonista es un hombre que padece amnesia y que intentará recuperar su identidad ya que le han robado la memoria
En el nuevo capítulo, basado en la tercera novela de Robert Ludlum, Jason Bourne (Matt Damon) investigará su pasado para así conocer su presente y futuro. Deberá viajar a Moscú, Paris, Madrid, Londres, Tánger y Nueva York para conocer su verdadera identidad, mientras escapa de policías, agentes federales y de la Interpol.
Doug Liman inició la trilogía de Jason Bourne cosechando un notable éxito tanto en taquilla como en crítica, la cual veía por fin una película de acción con un guión más o menos inteligente sin necesidad de efectos especiales para las escenas de persecuciones. Dos años después, Jason Bourne regresaría a la gran pantalla repitiendo éxito, esta vez de la mano de Paul Greengrass, el cual vuelve a ser el encargado de dirigir esta tercera entrega que cierra la historia del personaje interpretado por Matt Damon.
Bajo su dirección, la trilogía de Bourne ha tomado un giro vertiginoso al hacerse mucho más visceral, fruto de la utilización de la técnica cámara en mano que el director de «El mito de Bourne» y «El ultimátum de Bourne» define así: «El secreto de la cámara en mano es que no se trata de una cámara que sepa lo que va a pasar. Si la pongo en un trípode o en un steady cam la cámara está diciendo a los espectadores que sabe lo que va a suceder, a dónde van a parar los personajes. En definitiva, la cámara anticipa la acción. Pero si ésta está en mis manos, moviéndose constantemente, el público está al mismo nivel que la acción, acompañando al actor».
El agente Bourne ha viajado a lo largo y ancho del mundo durante sus tres películas, y en esta ocasión podremos verlo en Londres, París y Madrid, paseando por La Castellana o bajando de un AVE en la estación de Atocha.
¿Por qué funciona Bourne como agente secreto? Porque no tiene protagonismos. Bourne no está contento con su papel de espía y asesino; el lucha contra su esencia misma, tratando de escapar de un ayer que no recuerda pero que le atormenta todas las noches. Bourne no es el rostro, la seducción ni el encanto de Brosnan, Bourne es un antihéroe, un hombre incómodo en su rol, un sicario amnésico ajusticiado por sus demonios. Este es el elemento de identificación, convirtiendo al arquetipo del héroe en una realidad humana a la que es más fácil percibir como cercana, confiesa Liman.
Él sólo quería desaparecer, pero las personas que le hicieron ser lo que es quieren capturar a Jason Bourne.
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